• En el plano económico, 2017 ha sido uno de los años más complejos para la economía colombiana en el nuevo siglo. Sin embargo, a pesar de la desaceleración de la economía y del crédito, en esta oportunidad los indicadores de calidad de la cartera y sus niveles de cobertura no han sido afectados de manera considerable, un hecho que obedece, en parte, a la gestión de riesgo que realizan las entidades, adaptando sus políticas y procedimientos internos para responder a la nueva realidad macroeconómica.
• En lo que resta del año y durante 2018, el sistema financiero colombiano se enfrentará a grandes retos en materia de gestión de riesgos de cara tanto a la implementación de estándares internacionales como a importantes disposiciones normativas a nivel local: (i) la implementación de la NIIF 9, (ii) la convergencia e implementación de Basilea III en términos de capital y liquidez, (iii) el papel del sistema bancario en el marco del post-conflicto y sus implicaciones en materia de gestión de riesgos, (iv) los impactos negativos de la corrupción sobre la cartera colocada en los proyectos de infraestructura y el riesgo reputacional de las entidades financieras, y (v) los efectos de la participación de las Fintech en el sistema financiero y las necesidades regulatorias respectivas.
• Asobancaria quiere resaltar con gran entusiasmo que se haya abierto la puerta a la discusión acerca de la eliminación de la tasa de usura. Hemos señalado en repetidas ocasiones que la tasa de usura es un control de precios que ha restringido la competencia y obstaculizado la inclusión y la profundización financiera, excluyendo del sistema financiero colombiano a los segmentos poblacionales con mayores niveles de riesgo.