El debate por los incrementos de las comisiones bancarias es recurrente. Con frecuencia se da con información insuficiente, lo cual conduce a conclusiones equivocadas. Gracias al énfasis –compartido por la industria bancaria− que la última reforma financiera hizo en la importancia de una mayor claridad y transparencia en la información, es posible contribuir al debate por los incrementos de las comisiones con otro punto de vista. Con este motivo, Asobancaria construyó un índice de precios de los productos y servicios financieros (IPPF). El IPPF contabiliza los costos no financieros de los servicios asociados con tres productos −las cuentas de ahorro, las cuentas corrientes y las tarjetas de crédito−, excluyendo los de origen tributario –como el GMF (o 4×1000) − y los intereses.
La evolución del IPPF permite las siguientes observaciones. Desde 2007 −fecha a partir de la cual hay datos− y sobre todo en 2009, el IPPF no tiene un comportamiento radicalmente distinto del IPC del DANE. La similitud con la evolución del IPC de no transables es notable. La diferencia fundamental radica en el aumento del IPPF entre finales de 2008 y principios de 2009. Durante 2008 la inflación financiera anual según el IPPF no fue sustancialmente diferente de la total al consumidor reportada por el DANE. Sin embargo, a lo largo de 2009 la primera (7,9% anual en noviembre) fue sistemáticamente mayor que la segunda (2,0% anual en diciembre). Esto se debió a la caída pronunciada de la inflación al consumidor el año pasado, como consecuencia de una fuerte reducción de la correspondiente a los alimentos y a los bienes con precios regulados. La inflación financiera según el IPPF no fue excesivamente alta en 2009, comparada con otras pertinentes, como la de bienes no transables (4,4% anual).
El ejercicio tuvo en cuenta las tarifas máximas reportadas para los servicios financieros. No obstante, las máximas no coinciden necesariamente con las aplicadas en la mayoría de los casos por cada banco. Existe una amplia dispersión de tarifas para cada servicio y unos beneficios particulares otorgados por los bancos a sus clientes. Los servicios que regularmente exhiben mayores aumentos de precio son los que los bancos quieren desestimular –como las transacciones por ventanilla−, para ofrecer alternativas más eficientes y menos costosas –como las transacciones por cajero automático e internet−. Por tanto, los usuarios tienen la posibilidad de explotar los beneficios otorgados y la competencia entre los bancos. Con un mínimo de investigación pueden obtener un máximo de beneficios, seleccionando una canasta de mínimo costo y utilizando los servicios y los bancos más económicos.
De esta forma, un reporte y un análisis cuidadoso de las cifras del sector financiero llevan a conclusiones más moderadas que las usualmente lanzadas a la opinión pública. Con frecuencia éstas son inexactas y pueden conducir a la adopción de políticas públicas inadecuadas.