Desde finales de 2008 la curva de rendimientos de la deuda pública en Colombia se desplazó hacia abajo y se empinó. El desplazamiento en sentido descendente fue consecuencia de una caída de las tasas de interés de todos los plazos. A su vez, el empinamiento resultó de un descenso mayor en las tasas de los plazos cortos que en las de los largos. En el último trimestre la curva detuvo su desplazamiento hacia abajo. En conjunto, estos movimientos fueron consecuencia de la recesión, de la ausencia de presiones inflacionarias y del relajamiento de la política monetaria.
El empinamiento de la curva de rendimientos es normal en épocas de desaceleración. Pero sugiere, además, que el mercado cree que la inflación en 2009 fue anormalmente baja y que teme que aumentará en el mediano plazo. Los agentes no esperan, por tanto, reducciones adicionales de las tasas de interés. Por eso la curva ya no se desplaza hacia abajo. Las noticias fiscales -tanto nacionales como internacionales- han generado inquietud, reforzando el empinamiento. Además, los agentes domésticos intuyen que la economía colombiana está saliendo de la recesión.
Que se haya detenido el descenso de la curva indica que la posibilidad de hacer utilidades por la valorización de los activos financieros será menos atractiva. En consecuencia, para mantener su rentabilidad los intermediarios deben pensar nuevamente en reactivar la cartera. La autoridad monetaria, a su vez, deberá hacer una transición suave a una postura menos expansiva, que no resulte traumática para el valor de los activos. El Banco debe considerar, en consecuencia, un aumento muy gradual de sus tasas de interés, manteniendo las actuales durante el mayor tiempo posible.
La colocación de bonos de deuda privada resultó favorecida por la coyuntura de bajas tasas de interés. Falta ver si esa dinámica se consolida en un contexto en el cual no es razonable esperar reducciones adicionales de las tasas. Sería deseable, porque sugeriría una mayor madurez del sistema financiero.