El Gobierno Nacional, atendiendo la difícil coyuntura por la que atraviesa la economía, decidió impulsar la demanda por vivienda y por crédito para financiarla.
Las iniciativas del Gobierno son oportunas y osadas. Podría potencializarse su impacto sobre la actividad productiva y el empleo si se extienden los plazos y se aumenta el número de beneficiarios -con los recursos disponibles en el FRECH-, ya que estimularía la iniciación de nuevos proyectos de construcción.
De los resultados que se obtengan será posible evaluar la posibilidad de replantear la política de vivienda vigente, que en la actualidad se materializa en un instrumento para impulsar la oferta, por uno que dinamice la demanda como sería el subsidio a la tasa de interés para adquisición de vivienda. Países como Panamá han adoptado exitosamente esquemas de esta naturaleza.
Es preciso, además, que las autoridades municipales modifiquen las prácticas relativas al desarrollo urbanístico, que han convertido la construcción de vivienda en una actividad en exceso riesgosa y costosa. En el caso de la vivienda de interés social, y especialmente la de interés prioritario, que para efectos prácticos enfrenta control de precios, los mayores costos que deben asumir los constructores por cuenta de las normas urbanísticas restringen su oferta ante la imposibilidad de transferirlos a los compradores.