La reactivación económica mundial es un hecho, gracias a una intervención pública sin precedentes. Esta intervención evitó el colapso del sistema financiero internacional, sostuvo la demanda agregada, mantuvo la confianza y estabilizó los mercados de crédito. Las fuentes actuales de crecimiento son los estímulos fiscal y monetario y el restablecimiento de los niveles deseados de los inventarios. Como estas fuentes son temporales y la demanda privada no reaccionará dinámicamente en las economías avanzadas más grandes, la recuperación global será en general lenta.
Las amenazas de desaceleración de la actividad global han disminuido, pero son todavía considerables. Existe el peligro de que se endurezcan las posturas fiscal y monetaria antes de que repunte sostenidamente la demanda privada y los mercados financieros retornen a su normal funcionamiento. Se corre también el riesgo de prolongar los apoyos más de lo necesario, de manera que se deteriore la solvencia pública y se generen expectativas inflacionarias que, en conjunto, eleven las tasas de interés de largo plazo y desplacen el gasto privado. El principal reto para las autoridades consiste, por tanto, en definir claramente los mecanismos de estímulo y en establecer el momento oportuno para retirarlos.
Para afianzar la reactivación se requiere recuperar la capacidad de crecimiento de largo plazo de las economías, restaurar los sistemas financieros, restablecer las habilidades de la fuerza de trabajo y reasignarla sectorialmente, e invertir nuevamente en investigación y desarrollo. Es necesario, además, re-balancear globalmente la demanda, por medio de dos mecanismos. El primero es la gradual sustitución del gasto público por el gasto privado. El segundo es el estímulo a la demanda interna en las economías con superávits corrientes, localizadas principalmente en Asia, para compensar el mayor esfuerzo de ahorro que tienen que hacer las que tienen abultados déficits, como Estados Unidos y Europa.
En Colombia la capacidad de crecimiento potencial no resultó afectada por la recesión. No obstante, la reactivación enfrenta limitaciones por el lado de la demanda: el bloqueo comercial de Venezuela, la carga financiera de los hogares, el alto desempleo, el creciente exceso de capacidad sin utilizar y la fragilidad de la posición fiscal.