Las Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, “Prosperidad para todos”, plantean extender la cobertura del sistema financiero mediante la ampliación del acceso a los servicios provistos por los intermediarios formales y el desarrollo del mercado de capitales.
En general, las estrategias de ampliación de la cobertura de los servicios financieros formales, para promover la inclusión y la profundización financieras, van en la dirección correcta. Muchas de ellas son una prolongación de las adoptadas por la administración anterior, que han dado buenos resultados pero tendido a agotarse. Por eso se requiere nuevas propuestas.
Sin embargo, el diagnóstico de las Bases del Plan sobre las causas de la baja bancarización y la reducida profundización financiera en Colombia es incompleto. Por este motivo, las estrategias resultan tímidas y no remueven los obstáculos estructurales para la inclusión y la profundización de los servicios financieros formales. Peor aún, la falta de precisión en el diagnóstico puede conducir a que se materialice el riesgo de introducir mayores distorsiones. Eso ocurrió, de hecho, con la reciente autorización que el Gobierno obtuvo del Congreso, introducida en la Ley de reforma tributaria, para dictar las normas que deben observar las instituciones financieras en la determinación de las tarifas que cobran por sus servicios.
Con la materialización de esos riesgos surge el peligro de que la meta de aumentar el crecimiento potencial de la economía a 6% anual no cuente con una adecuada financiación y no se logre, por tanto, en el horizonte previsto.
Las nuevas estrategias, por tanto, deberían concentrarse en remover de una vez por todas las trabas para profundizar de los mercados y facilitar el acceso de toda la población a los servicios financieros. Lamentablemente, las Bases se quedan cortas en las propuestas para conseguirlo.