El crecimiento mundial se desaceleró en 2012 y enfrenta un sesgo a la baja en 2013, por la falta de soluciones a la crisis europea y la dificultad de acordar la política fiscal en los EU. En este entorno, por un descenso en la demanda interna más pronunciado que el previsto, Asobancaria estima que la economía colombiana creció 4,6% en 2012, convergiendo a su tasa potencial, después del ritmo vertiginoso que alcanzó en 2011. Existe el peligro de que continúe desacelerándose en 2013, por el contagio del lento crecimiento de las economías avanzadas, o por un choque externo fuerte, si Europa y EU no sortean sus desafíos más urgentes. Si lo logran, el recorte de 75 puntos básicos en la tasa de interés del BR, ayudará a mantener la economía creciendo a su tasa potencial, con lo cual se podría consolidar la tendencia descendente del desempleo por debajo de dos dígitos.
Si sobreviene el choque, la economía está en buenas condiciones para absorberlo, de modo que sus efectos sobre la producción y el empleo serían menores que en crisis anteriores. En esta oportunidad, los desbalances macroeconómicos no son grandes y las autoridades gozan de confianza en los mercados. La liquidez externa es holgada. El espacio para las estrategias monetarias y fiscales contracíclicas es amplio: el desbalance fiscal y la deuda pública no son altos, el riesgo inflacionario es mínimo, las expectativas están alineadas con las metas, la solvencia de los intermediarios financieros es excelente, hay estabilidad financiera y la economía ha incrementado su capacidad de absorber los choques externos.
Como la economía entró en una coyuntura de desaceleración, en los debates que restan de la reforma tributaria, debe tenerse cautela respecto de los efectos de un posible aumento desmesurado de la carga impositiva, porque podría frenar la demanda en el corto plazo. Debe considerarse además que limitar la utilización de los aportes voluntarios a los fondos de pensiones y los ahorros en cuentas para el fomento de la construcción, puede tener efectos indeseables sobre el ahorro de la economía y la financiación de la vivienda y la infraestructura, que de otra manera podrían convertirse en locomotoras para la actividad económica.
De manera preocupante, los resultados de la economía colombiana en 2012 tienden a consolidar un patrón de crecimiento que desfavorece a la industria y la agricultura, perjudicadas por la apreciación de la moneda. La expansión del producto depende cada vez más de la minería y los hidrocarburos. Si la bonanza minero-energética es transitoria, al terminarse no habrá otros motores de crecimiento. Además, los ciclos de la economía se vinculan a los de los mercados de hidrocarburos y minerales, lo cual agrega inestabilidad al crecimiento. Por eso es indispensable que el GN genere ahorro público y asigne la inversión a mejorar la competitividad de la economía. De esta forma, asumiría parte de la responsabilidad de combatir la apreciación de la moneda, que hasta el momento se ha descargado en el Emisor con un costo muy alto.