La extracción de recursos naturales (RN) en Colombia durante las últimas dos décadas tendió a empobrecer al ciudadano promedio, en lugar de enriquecerlo. Este resultado se debió a que las rentas derivadas de la explotación de los RN no fueron invertidas en la proporción debida en la acumulación de capital físico y humano, para reemplazar la riqueza natural perdida. Una parte importante del problema se explica porque las fallas institucionales del anterior esquema de distribución y asignación de las regalías le impidieron encauzarlas a estos propósitos. Con el fin de evitar el despilfarro de estos recursos se creó el sistema general de regalías (SGR), mediante un Acto Legislativo que lo introdujo en la Constitución. En contraste con el régimen anterior, el SGR está en capacidad de canalizarlas a mejorar la capacidad productiva en las entidades territoriales. Aunque la creación del SGR tiene las mejores intenciones, su implementación resultó compleja por la cantidad de nuevas instituciones que hay que poner en marcha: la Comisión Rectora, los OCAD y los cuatro nuevos fondos. Se logró el fin de proteger los recursos, pero se incurrió en el costo de frenar su ejecución.
La parálisis en la ejecución ha tenido repercusiones tanto sobre la inversión en la infraestructura regional, como sobre la liquidez en el mercado monetario. Debido a que la estructuración, selección y priorización de los proyectos de inversión a financiar con las regalías toma tiempo, el GN no pudo girar con suficiente celeridad, como en años anteriores, el dinero correspondiente. Estos fondos contribuyeron a generarle un superávit de caja mayor que en el pasado, que el GN mantiene depositado en el BR. Este ha sido un factor que ha contribuido a desacelerar la base monetaria y los otros agregados. Debido a ello, la liquidez ha escaseado en el mercado monetario, con la consecuencia de que las tasas de interés de corto plazo han seguido con rezago a la de la política monetaria. Para asegurar el adecuado funcionamiento del mecanismo de transmisión de esta política, conviene tener en cuenta este problema.
Al carecer de esta importante fuente de recursos, las ET invirtieron poco en infraestructura, lo cual paralizó las obras civiles en el primer semestre. Este factor ayudó a frenar la actividad económica.
Con el fin de poder implementar con agilidad estrategias fiscales y monetarias contra-cíclicas, es necesario asegurar que el SGR funcione pronto de la mejor manera. Sobre todo porque si no funciona, para modificar su arquitectura institucional se requiere otro Acto Legislativo y para cambiar su organización y funcionamiento, una Ley ordinaria. Y ambos procedimientos son engorrosos.