A medida que transcurre el año, el escenario internacional resulta más favorable de lo previsto. Gracias a ello, han cedido la incertidumbre y la aversión al riesgo en los mercados internacionales, al tiempo que el riesgo soberano emergente permanece bajo. Por estos motivos se han reanudado los flujos de portafolio a los países emergentes, mientras que los de crédito en inversión directa hacia ellos no han menguado. Como el atractivo de invertir en Colombia es grande, el peligro de incurrir en valorizaciones exageradas de los activos domésticos y en desbordamientos del crédito no es despreciable. Por estos motivos, conviene determinar si la actual expansión del crédito en el país es sostenible y cuál sería el espacio adicional que tiene la cartera para aumentar.
El crecimiento del crédito en Colombia hoy no está próximo a un desbordamiento que desestabilice la economía. En primer lugar, porque su incremento ha consistido en gran parte en una recuperación de la dinámica durante la recesión de 2008-2009. En segundo lugar, porque su tasa de variación real ha disminuido de 26,7% anual en mayo del año pasado a 18,6% anual en febrero de este año. En tercer lugar, porque las proyecciones predicen que la tendencia hacia una expansión más moderada continuará, debido al estrechamiento de la política monetaria, a un crecimiento menos pronunciado de la economía y a las precauciones de los bancos al prestar. En cuarto lugar, porque la profundidad del crédito respecto del PIB no se aleja mucho de su tendencia de largo plazo. En quinto lugar, porque la expansión se ha hecho también por medio de una mayor inclusión financiera. Y por último, porque esa profundidad no ha alcanzado todavía su magnitud óptima, determinada por el desarrollo socioeconómico del país.
Asobancaria estima que la cartera aumentará cerca de 15% real este año y aproximadamente 14% real el entrante. A estas tasas, la profundidad del crédito se mantendrá próxima a su tendencia de largo plazo, sin amenazar un desborde. Nuestros cálculos sugieren que la profundidad del crédito en 2011 (32% del PIB) estaba cerca de 7 puntos porcentuales del PIB por debajo del óptimo que corresponde al desarrollo del país. Por tanto, el incremento del crédito previsto para 2012 y 2013 –que lo llevaría a aproximadamente a 35% y 37% del PIB, respectivamente– no desborda la tendencia de aumento de la profundidad de este mercado en el largo plazo, ni excede tampoco su tamaño óptimo.
La expansión del crédito no compromete la estabilidad financiera de la economía porque los bancos están bien capitalizados, mantienen una solvencia cómoda y las provisiones son holgadas. Además, la carga financiera de los hogares y el apalancamiento de las empresas no son exagerados, como prueba la excelente calidad de la cartera en todas las modalidades.
Por último, para no sobredimensionar el crecimiento del crédito conviene tomar en cuenta que está soportado ahora por un mayor número de usuarios y de intermediarios. En 2011 el número de adultos con por lo menos un producto financiero aumentó en 717 mil personas y en 4 millones durante los últimos cinco años, con lo cual llegó a 63% de la población adulta total. Los nuevos intermediarios, a su vez, aportaron 3 puntos porcentuales al incremento del crédito y 8 al de la modalidad de consumo el año pasado.