Las discusiones recientes de la JDBR dejan entrever una gran incertidumbre sobre el curso que debe tomar la política económica en el futuro próximo.
Por un lado, el riesgo de default de la deuda soberana de los países denominados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) han afectado las expectativas económicas de las economías industrializadas. Los indicadores adelantados tanto de oferta como de demanda de dichas economías han tenido un notable deterioro en los últimos meses.
La incertidumbre internacional se ve agudizada por las dudas sobre la capacidad de los líderes políticos para enfrentar la situación económica, las cuales han generado desconfianza respecto a la capacidad de la Unión Monetaria Europea para sobrevivir la crisis de la deuda. En Estados Unidos no se alcanza el acuerdo político para lograr el ajuste fiscal. El común denominador parece ser la inhabilidad política para concretar ajustes fiscales, en Estados Unidos por la polarización política entre demócratas y republicanos, y en Europa por los desacuerdos interestatales sobre cómo sobrellevar la carga de la deuda de los países altamente endeudados.
Por esas razones parece cada vez más cierto que en 2012 Colombia enfrentará un contexto económico global desacelerado, e incluso recesivo, que muy seguramente afectará el desempeño económico del país. De hecho, ya se ha visto reflejado en los precios de algunos de los principales activos financieros.
Por otro lado, la actividad económica local ha mostrado un fuerte dinamismo luego de superar los efectos de la crisis internacional de 2008. Dicha situación ha estado acompañada por un repunte de la inflación y algunos indicios de recalentamiento de la actividad. Estas (y otras) señales sugieren que la postura expansiva de la política monetaria debe cesar.
De esta manera, la política monetaria se debate entre dos aguas: por una parte, la incertidumbre del entorno internacional, y por otra, la solidez del desempeño doméstico.
A nuestro juicio, el reciente aumento de 25 puntos básicos que dejó la tasa de intervención en 4,75%, no solo era indispensable, sino que probablemente no será el único. Se ha especulado sobre el uso de las llamadas medidas macroprudenciales. Sin embargo, nosotros favorecemos una política monetaria más basada en el manejo de la tasa de interés que en medidas macroprudenciales adicionales a las ya tomadas.