La crisis internacional que inició en 2007 puso en evidencia nuevamente la existencia de debilidades en el sistema financiero. Esta crisis, la mayor desde la Gran Depresión, activó alertas en los diferentes sectores, que vieron con preocupación cómo colapsaban instituciones financieras, mercados y empresas, poniendo en peligro años de avance en la lucha contra la pobreza. Según entidades como el Banco Mundial y la OIT, como consecuencia de la crisis se calcula que entre 18 y 30 millones de mujeres y hombres podrían haberse sumado a las filas del desempleo mundial y que más de 60 millones de personas podrían haber caído en la extrema pobreza.
Los analistas sugieren que entre las causas que desencadenaron la recesión económica aún latente, se encuentran limitaciones en los ámbitos de la regulación y de la supervisión prudencial, así como cuestiones relacionadas con problemas de orden ético y con el deficiente gobierno corporativo de las entidades, esto es, con la manera como la junta directiva y la alta gerencia dirigieron las actividades y negocios. Los riesgos excesivos asumidos por las entidades evidenciaron que la junta directiva falló en su función de revisar y orientar la política de riesgos, ser transparentes y contar con una estrategia sostenible para el desarrollo del negocio.
Para el sector financiero, la relevancia del GC radica en que, dado el rol clave que cumplen las entidades en la coordinación y colocación de recursos y en el crecimiento de la economía, cualquier deficiencia en esta materia afecta directamente al mercado y al público en general. No es entonces un secreto que a raíz de la crisis la indignación de los ciudadanos ha ido en aumento. Especialmente en las sociedades de los países más avanzados, hasta ahora los más afectados, se han comenzado a escuchar claras exigencias que implican radicales reformas en los modelos de GC de las entidades y la necesidad de adoptar una visión de sostenibilidad para el negocio.
Estos llamados y la urgencia de encontrar soluciones que permitan evitar una situación como la evidenciada durante la crisis y que sigue afectando a millones de ciudadanos en el mundo entero, hace necesario revisar las lecciones aprendidas durante la crisis y tomar las medidas que permitan adoptar y fortalecer un marco de GC eficiente y acorde con las expectativas e intereses de los distintos grupos de interés.