• La evolución tecnológica nos ha provisto de nuevas herramientas para resolver problemas. La inteligencia artificial (IA), un gran paso en esta dirección, tiene como objeto permitir la realización de las mismas actividades que realiza una mente a través de algoritmos matemáticos y complejos lenguajes de programación de una manera totalmente automatizada. Surgen, sin embargo, riesgos y cuestionamientos: ¿esta inteligencia puede reemplazar el buen juicio del ser humano?
• El uso de este tipo de tecnologías en el sistema financiero tiene como común denominador generar beneficios para las entidades y la sociedad en su conjunto. Así, por ejemplo, brinda al consumidor la facilidad de interactuar con un robot inteligente, de manejar un portafolio de inversión o de resolver sus inquietudes de forma eficiente y a bajo costo. En este sentido, se puede decir que hay un gran campo de acción donde el uso de inteligencias artificiales es provechoso y genera valor agregado al sector y al consumidor financiero.
• Esta tecnología está siendo utilizada cada vez más en los procesos de las entidades financieras. Un ejemplo es la obtención de un score de crédito. No obstante, los individuos tienen muy poco control sobre cómo son calificados e, incluso, tiene menos capacidad para encontrar errores o injusticias en la evaluación de un crédito.