• Bajo la coyuntura actual de confinamiento obligatorio por la propagación del COVID-19, las emisiones de CO2 se han reducido a causa de las menores expectativas de consumo de energía y menor demanda de carbón. Se espera que esta tendencia continúe en lo que resta del 2020 en medio de la desaceleración económica.
• El respiro que está experimentando el medio ambiente, aunque no es permanente, genera un escenario propicio para iniciar una reactivación económica sustentable basada en las proyecciones de crecimiento verde, reforzando las iniciativas que ya existen en cada país.
• Los esfuerzos que se han desarrollado para combatir el riesgo climático han permitido identificar dos tipos de estrategias: (i) la mitigación, que está encaminada a reducir las emisiones de CO2 mediante el uso de energías renovables, eficiencia energética, planes de movilidad sostenible, entre otros y (ii) la adaptación, que tiene como objetivo disminuir la vulnerabilidad frente a este riesgo, ajustando los sistemas a las realidades climáticas para no afectar la operación. Si bien Colombia, y en general Latinoamérica y el Caribe, tienen una baja participación en emisiones de gases efecto invernadero, presentan una alta vulnerabilidad a los efectos del cambio climático debido a sus características geográficas, ecológicas y socioeconómicas, razón que los obliga a adaptarse como una respuesta a los efectos del clima sobre sus territorios.