• Colombia parece haber encontrado, finalmente, el anhelado punto de inflexión en el desempeño de su actividad productiva. Luego de tres años consecutivos de desaceleración, el crecimiento del PIB durante 2018 habría alcanzado un 2,7% real anual. Este panorama de aceleración económica y de una política monetaria expansiva, en medio de un escenario económico y político retador, generó un clima propicio para la recuperación de la cartera crediticia en 2018, que habría alcanzado un crecimiento cercano a 2,8% real anual, particularmente jalonado por el mayor impulso de las carteras de consumo y vivienda y la modesta recuperación de la cartera comercial.
• En materia de calidad de cartera, el indicador tradicional de morosidad, en línea con lo anticipado, dado el ciclo económico, habría aumentado 0,3 pp frente a 2017, ubicándose a cierre de 2018 en 4,6%. El sector bancario, en este contexto, continuó fortaleciendo los mecanismos de monitoreo y gestión de riesgos, lo que permitió acotar las probabilidades de un mayor deterioro y mantener un nivel de provisiones holgado, con una cobertura que alcanza hasta 1,3 veces el saldo de cartera vencida.
• Para 2019, las estimaciones plantean un mejor panorama macroeconómico y, en consecuencia, un desempeño más dinámico de la cartera bancaria. En efecto, (i) la reactivación de los canales de inversión, (ii) el fortalecimiento de la demanda interna, particularmente el consumo privado, (iii) una mayor ejecución de proyectos 4G, (iv) la reducción de la carga tributaria empresarial y (v) unas condiciones de liquidez favorables, soportan nuestras perspectivas de un crecimiento real anual de la cartera cercano a 4,5% en 2019. La cartera comercial y de consumo serán la principal fuente de impulso, mientras que el segmento de vivienda empezaría a desacelerarse. En materia de vencimientos, esperamos que el indicador de calidad de la cartera mejore y cierre el año en 4,1%.