- La pérdida de biodiversidad amenaza tanto la economía de las comunidades que dependen de los servicios ecosistémicos como el desarrollo sostenible y la estabilidad financiera del país, ya que el 48% del PIB proviene de industrias con una dependencia de la naturaleza que va desde un nivel moderado a muy alto.
- Los desafíos para financiar la biodiversidad se deben a la dificultad de valorar los beneficios que los servicios ecosistémicos aportan a la economía y la sociedad. Sin derechos de propiedad claros sobre la biodiversidad, los beneficios de su conservación no se reflejan en el precio asignado a estos servicios, lo cual resulta en una falla de mercado que dificulta la correcta asignación de recursos para proteger la biodiversidad.
- El sector bancario enfrenta tres desafíos en la financiación de la biodiversidad: la baja asignación de fondos (solo 0,5 % de la cartera), la falta de alineación con las fuentes principales de emisiones de gases de efecto invernadero, y una distribución desigual de recursos, con una alta dependencia en recursos de líneas de redescuento.
- En respuesta a estos desafíos, Asobancaria presentó en la COP16 el Sistema Nacional de Biodiversidad y Adaptación – SINBA, una iniciativa en colaboración con la cooperación internacional y la banca multilateral para desarrollar instrumentos financieros innovadores que impulsen proyectos de restauración y resiliencia de ecosistemas. Este programa utiliza tres herramientas: capital catalítico, financiamiento combinado y modelos de riesgo alternativos.
- El SINBA busca cumplir con los objetivos de finanzas sostenibles, con la meta de aumentar la participación de la cartera verde en el sector financiero de 2,4% a 11% para 2030. Se espera que parte de este crecimiento provenga de la expansión de la cartera en biodiversidad y adaptación, con lo cual su participación dentro de la cartera total pasaría de 0,5% a 3.0%.