- La tendencia alcista de la inflación está cerca de completar dos años, algo sin precedentes en la historia reciente de nuestro país. Esto se ha debido a la confluencia de distintos choques, asociados no solo al contexto externo y a problemas de oferta, sino también a presiones de demanda. Actualmente la inflación se encuentra en el nivel más alto desde 1999.
- Para controlar la inflación y llevarla al rango meta, el Banco de la República emplea la tasa de interés de intervención, la herramienta principal de la política monetaria. Si esta tasa aumenta, las entidades financieras deben encarecer los préstamos, dado que la liquidez en el mercado interbancario es más cara. Así mismo, los depósitos de los hogares se deben reconocer a tasas más altas. Ese canal de transmisión actúa de manera rezagada y también depende del nivel de riesgo de los agentes, las exigencias de capital y el contexto macroeconómico.
- Este mecanismo de transmisión ha funcionado en el ciclo alcista actual para la mayoría de las tasas de interés. Incluso, la política monetaria se ha sobretransmitido a las tasas de interés de CDT y de crédito de consumo, tarjeta de crédito y comercial debido a: (i) las mayores exigencias en el marco de la regulación CFEN y (ii) el mayor nivel de riesgo de los hogares. Además, esto ocasionó que el rezago de transmisión se redujera, tanto para tasas de interés de captación como de colocación, con excepción de tarjetas de crédito.
- En este contexto, el crecimiento de los desembolsos ya muestra señales de desaceleración, lo que sustenta las previsiones de menor expansión de la cartera crediticia para 2023. Asobancaria estima que las reducciones de la tasa de política monetaria se darán hacia el segundo semestre del año, impactando de manera rezagada las tasas de interés del mercado. No obstante, algunas entidades financieras se han anticipado a este movimiento reduciendo significativamente las tasas de interés de productos como las tarjetas de crédito y los créditos de vivienda VIS.