La pandemia del covid-19, además de generar una crisis económica sin precedentes a lo largo del globo, ha exacerbado las tensiones sociales y políticas. En los últimos meses hemos observado que, tanto en países desarrollados como emergentes, los niveles de conflictividad se han incrementado, a la vez que el deterioro de los indicadores sociales le ha permitido a caudillos y agrupaciones políticas alternativas ganar una mayor cantidad de adeptos.