• Los indicadores de acceso y uso de los productos financieros han presentado una tendencia creciente en los últimos años. En efecto, la proporción del número de adultos con al menos un producto financiero subió del 57% (16,7 millones) al 82,6% (28,6 millones) en la última década, con lo cual cerca de 12 millones de adultos accedieron al sector financiero formal por primera vez. A su vez, la proporción de adultos con un producto financiero activo pasó del 61,2% al 69,8% entre diciembre de 2014 y junio de 2019.
• Pese a lo anterior, persisten varios retos por mejorar en materia de inclusión financiera en el país. Por un lado, las zonas rurales del país muestran un rezago en los indicadores de acceso frente a las áreas de mayor desarrollo urbano (cerca de 30 pp en las zonas rurales dispersas y de 20 pp en el sector rural). Entre tanto, al analizar por grupos etarios se encuentra que los jóvenes entre 18 y 25 años ingresan al sistema financiero en menor grado que el resto de la población adulta.
• La heterogeneidad presente en los indicadores sugiere que las políticas de inclusión financiera encaminadas a fomentar el acceso de la población adulta al sistema financiero deben ir focalizadas a grupos poblacionales específicos, a partir de lo cual se deben tener en cuenta variables como el nivel de edad y su ubicación geográfica.