• Las criptomonedas han ganado popularidad como una forma de hacer transacciones entre personas a nivel global debido a su rapidez y bajo costo. Sin embargo, al eludir al sistema financiero, este tipo de monedas virtuales se convierten en vehículos potenciales para el lavado de activos y la financiación del terrorismo (LA/FT) y la evasión fiscal.
• El bitcoin fue la primera criptomoneda y, desde su creación en 2008, su popularidad ha crecido exponencialmente debido a dos elementos clave: (i) ofreció por primera vez la posibilidad de transferir valor a través de Internet, de forma segura, anónima y sin involucrar a ningún intermediario financiero y (ii) al nacimiento de la tecnología blockchain, un elemento que no solo soporta esta criptomoneda sino que tiene el potencial de transformar muchas
industrias.
• La preocupación de los países respecto a la circulación de este tipo de monedas ha estado asociada a: (i) los riesgos para el consumidor, (ii) su uso potencial en actividades de LA/FT, (iii) la posibilidad de que al ser consideradas como un activo sean susceptibles de gravámenes al patrimonio y por ganancias de capital y (iv) la afectación en términos de soberanía monetaria.