• Según las estimaciones de Asobancaria, durante 2017 se habría presentado una
desaceleración en la dinámica de la cartera crediticia (1,9% frente al 6,1% de un año atrás).
Aunque el resultado de 2017 estuvo influenciado por consideraciones de orden contable y de base de comparación por cuenta de la pérdida del efecto de absorción de una compañía de leasing por parte de una entidad bancaria, también es cierto que el crecimiento de la cartera fue el más bajo en los últimos ocho años. En líneas generales, este comportamiento estuvo altamente influenciado por un comportamiento macroeconómico menos benigno tras el fuerte ajuste que ha venido experimentando la actividad económica a partir de 2014-2015.
• En medio del panorama de desaceleración crediticia, enmarcado por la debilidad en la
actividad productiva, resultó apenas natural el deterioro del indicador de calidad de la cartera. En efecto, Asobancaria estima que el indicador tradicional de calidad habría cerrado 2017 en 4,4%. Si bien este dato resulta ser superior frente a lo ocurrido durante los últimos años, luce acorde con la fuerte complejidad del ciclo económico y no constituye señal de alerta alguna en materia de riesgo sistémico.
• Los resultados de nuestro Indicador de Alerta Bancaria (IAB) sugieren que el grado de tensión al que estará sometido el sistema durante este año, en principio, se moderará frente a 2017. Para 2018 las condiciones de mercado están soportadas, principalmente, en (i) un repunte de la demanda interna, impulsado tanto por una reactivación de los canales de inversión como por una mayor confianza de los hogares, (ii) un mejor comportamiento del sector transable, (iii) un crecimiento sectorial favorable y (iv) unas condiciones monetarias más propicias para impulsar la economía y el crédito.
• Los diversos análisis cuantitativos y cualitativos indican que, de manera congruente con una
moderada recuperación de la economía para 2018 (2,6%), el crédito registrará una recuperación gradual. Proyectamos un crecimiento de la carteta del sector bancario cercano a 6,3% real gracias a un mejor comportamiento de las modalidades de consumo, comercial y microcrédito. El segmento de vivienda, sin embargo, presentará una ligera desaceleración, un resultado en buena parte asociado a las contracciones registradas en 2017 en los niveles de comercialización de los inmuebles habitacionales.
• Un escenario económico proclive a dinamizar la inversión y el consumo privado, en medio de un escenario de riesgos económicos relativamente acotado frente a lo observado en el período 2016-2017, permitirá generar una mejoría progresiva y sostenida de la calidad crediticia, que alcanzará niveles inferiores al 4,0%.