• El significativo incremento de la inflación y el consecuente desanclaje de las expectativas llevaron a que el Banco de la República (BR) afrontara una compleja disyuntiva monetaria en 2016. Sin embargo, visibilizando sus credenciales antiinflacionarias, decidió llevar a cabo una política monetaria restrictiva que, de forma oportuna, permitió acotar el fuerte desanclaje de las expectativas de cara al 2018.
• Si bien la política monetaria procíclica generó un clima de preocupación en torno al estado de la demanda interna y la recuperación de los canales de consumo e inversión, una vez el escenario de inflación se tornó más benigno, la política monetaria de BR inició un periodo de relajamiento con el fin de propiciar la reactivación de la actividad económica. Los mecanismos de transmisión, con algunos rezagos naturales en los segmentos de consumo, han empezado a surtir efectos notorios en las tasas de interés de los segmentos comercial, microcrédito y vivienda, un hecho que sin duda permitirá dinamizar la demanda agregada.
• Con un crecimiento que en 2017 difícilmente superará el 1,8% y una (modesta) recuperación hacia niveles de 2,6% en 2018, muy por debajo del crecimiento potencial (hoy cercano al 3,8%), las inquietudes en torno al carácter expansivo de la política monetaria y al eventual espacio de profundización a la luz de las actuales condiciones monetario-cambiarias se han venido exacerbando.
• Los resultados del Indicador de Condiciones Monetarias estandarizado (ICM) calculado por Asobancaria señalan que si bien las condiciones monetarias lucen hoy relativamente neutrales para la actividad productiva, las perspectivas en materia cambiaria y de tasas de interés permitirán que las condiciones monetarias empiecen a moverse hacia terreno neutral-expansivo en el corto plazo, lo que se daría en paralelo con un mayor dinamismo en materia crediticia. Esta trayectoria tendría una mayor celeridad en caso de que la inflación converja más rápidamente hacia el punto medio del rango meta y la tasa de política monetaria encuentre mayores espacios de reducción.
• Una Tasa de Política Monetaria (TPM) real muy por encima de los niveles aquí previstos podrían llevar al ICM hacia una zona de menor estímulo económico (neutral), un hecho que no solo iría en contravía de la naturaleza anticíclica de la política monetaria, sino que comprometería la dinámica de recuperación de la actividad productiva.