Sólo en 2015, el sistema financiero registró pérdidas por $225.000 millones por robos y fraudes electrónicos. Sin embargo, la cifra podría ser superior si todos los usuarios de servicios de este sector que han sido víctimas de alguna de estas conductas ilegales, las denunciara. Con la llegada de las nuevas tecnologías, la banca nacional no solo ha tenido que adaptarse a las necesidades y exigencias de sus consumidores, sino también a los avances que permiten una ampliación de ofertas y cobertura global. También ha tenido que desarrollar sistemas más robustos de protección de información para asegurar todo tipo de transacciones. Gina Pardo, directora de Gestión Operativa y Seguridad de Asobancaria, explica que el sector financiero invierte millones de dólares en sistemas de identificación de direcciones ip desde las que se ejecutan acciones sospechosas como la copia de páginas oficiales de los bancos y vínculos que solicitan información a sus usuarios, entre otras estrategias de seguridad.