La figura de la libranza es una herramienta financiera asociada a un menor riesgo de crédito en la medida en que cuenta con la garantía del flujo de pagos, lo que ha permitido aminorar el impacto de la administración del riesgo de pago en el costo de la financiación. Sin embargo, los riesgos operacionales, de contraparte y de reputación, que aún se mantienen, suelen exacerbarse cuando los originadores de libranzas que no cuentan con la regulación adecuada entran al negocio. El presidente de Asobancaria, Santiago Castro Gómez, comentó en su informe semanal recordó como la Ley 1527 de 2012, que estableció el marco general regulatorio de las libranzas, le permitió al sistema financiero ajustarse a las necesidades de la población y facilitó el otorgamiento de crédito a sectores que, por sus niveles de riesgo, habían estado desatendidos.