La turbulencia a nivel internacional parece retomar nuevos bríos con la materialización del Brexit, una situación que sin duda ha puesto un tinte de mayor incertidumbre sobre la hasta ahora lánguida recuperación de los países europeos. Aunque los efectos no se han hecho esperar en los mercados globales, este será un nuevo factor de monitoreo para evaluar su impacto sobre la economía mundial y, por supuesto, sobre Colombia.
En medio de la dificultad que se venía avizorando en materia económica para 2016 y ahora con el nuevo ingrediente proveniente de Europa, las noticias en materia de crecimiento de nuestro PIB han sido aceptables. Más allá del dato agregado sobre la expansión del producto, una noticia positiva ha sido la importante dinámica presentada por el sector de edificaciones en cuanto a la generación de valor agregado durante el primer trimestre. En efecto, con una variación de 10,9% real, este sector impulsó la actividad de la construcción y se situó como uno de los de mayor crecimiento.
Buena parte del sector de edificaciones ha soportado su dinámica en los positivos indicadores relacionados con la construcción, comercialización y financiamiento de vivienda, especialmente en el segmento correspondiente a vivienda de interés social. Esta dinámica, como una de sus bondades, se ha irrigado a distintas zonas de la geografía nacional. Al analizar las estadísticas más recientes sobre la iniciación de la construcción de vivienda es claro cómo la participación de las ciudades pequeñas e intermedias ha ganado terreno. En el primer trimestre de este año, las iniciaciones en esas ciudades representaron más de 50% a nivel nacional.
En materia de comercialización, las preventas realizadas en el segmento VIS (excluyendo el componente VIP) crecieron 17% entre enero y mayo de este año, un comportamiento que ha ido acompañado de una sana irrigación de crédito. Así, el número de desembolsos creció 30% en unidades y 14% en valor, cifras alentadoras teniendo en cuenta el contexto económico.
A pesar de la complejidad del entorno macroeconómico, las condiciones para la adquisición de vivienda siguen siendo favorables en la coyuntura actual y ello hay que resaltarlo. Por un lado, los precios de la vivienda, como reacción natural al ciclo económico, han venido ajustándose favorablemente para el comprador tanto en el mercado de vivienda nueva como en el de vivienda usada. Variaciones nulas o incluso reducciones en términos reales en los precios han ido aliviando las presiones sobre la capacidad de compra de muchos hogares colombianos.
Por otro lado, las condiciones de otorgamiento de crédito para la adquisición de vivienda siguen siendo favorables en materia de tasas de interés. Sobre este punto, si bien la economía atraviesa por un ciclo alcista, la transmisión sobre las tasas de interés para la adquisición ha sido gradual tanto en tiempo como en magnitud, gracias a los resultados de la creciente competencia en el mercado de crédito de vivienda. Adicionalmente, los subsidios a la tasa de interés otorgados por el Gobierno Nacional han mejorado aún más las condiciones para que los hogares puedan adquirir los inmuebles a través de la financiación de largo plazo, lo que actúa a favor de su capacidad de compra.
A pesar de la turbulencia existen oportunidades y sin duda la dinámica de la compra de vivienda es el caso más palpable, una noticia que se lee positiva en el contexto actual. Sin embargo, para que este tipo de ventanas de oportunidad se puedan potencializar, se deben mantener los incentivos a los distintos agentes involucrados así como la generación de alternativas innovadoras para aumentar la profundización de este tipo de crédito.
Precisamente, la profundización de manera formal debe situarse como un propósito de mediano plazo mediante el concurso de acciones concertadas entre los actores públicos y privados que intervienen en el sector. Esto, desde luego, permitirá continuar apoyando el sueño de miles colombianos que quieren ser propietarios de una vivienda digna.