El desarrollo económico originado desde la revolución industrial ha presentado impactos positivos en la productividad de las compañías y el desarrollo de la sociedad pero también se presentan graves problemas ambientales y sociales. Como respuesta a esta realidad nace el concepto de desarrollo sostenible. A consecuencia de este nuevo enfoque, también nacen otros conceptos como la responsabilidad social empresarial o corporativa – RSE/RSC, la teoría del valor compartido y se empieza a desarrollar la Sostenibilidad Corporativa.
Este nuevo racionamiento que tiene en cuenta el balance de tres aspectos (económico, social y ambiental) se denomina la Sostenibilidad. De acuerdo con el World Business Council for Sustainable Development se define como tratar de asegurar el éxito del negocio en el largo plazo mientras se contribuye al desarrollo económico y social, a un ambiente sano y a una sociedad estable. El término se usa para referirse a la contribución del sector privado al desarrollo sostenible.
Las empresas que voluntariamente toman el liderazgo de la sostenibilidad, mejoran su reputación, crean confianza y verdaderas conexiones con la comunidad. Al mismo tiempo alcanzan una ventaja competitiva a través del diseño e implementación de estrategias innovadoras. La Sostenibilidad Corporativa no es un proceso sencillo de implementar, también son varios los obstáculos que se le presentan a las organizaciones, tal y como se observa en el caso específico de las entidades financieras.
La sostenibilidad es un tema que es de importancia para todos los sectores y actores de una economía, pero las entidades financieras tienen el potencial para tomar un rol protagónico en este ámbito. En la creación de una política de sostenibilidad al interior de una compañía se dirigen los esfuerzos en la política externa hacia los denominados grupos de interés o stakeholders.