La economía Colombiana enfrenta un panorama complejo. La dinámica económica actual y las perspectivas de corto y mediano plazo han hecho evidentes los problemas estructurales del aparato productivo. Uno de estos problemas es el retraso en materia de desarrollo del agro colombiano. Si bien los problemas que impiden una mayor dinámica en este sector parecieran estar sobre diagnosticados, existe aún hoy el reto de materializar propuestas y soluciones que permitan comenzar a solventar los lastres del sector agropecuario.
La Misión para la transformación del campo colombiano es la más reciente herramienta que ha utilizado el Gobierno Nacional para crear un portafolio completo de políticas que permitan el desarrollo del sector. La Misión realizó un diagnóstico detallado de la situación actual del sector rural en 6 ejes centrales y encontró que el sector rural es un espacio altamente heterogéneo en el que se une la compleja geografía del país con las distintas conformaciones sociales. Encuentra que el campo colombiano es un sector polarizado que posee regiones desarrolladas y con fuerte articulación con el sector urbano, en contraste con grandes zonas extremadamente pobres y aisladas. Señala además, que algunas zonas del país poseen una alta concentración del suelo y de la actividad productiva, mientras que otras presentan una baja inclusión social y un precario desarrollo.
La Misión acertadamente indica que la inclusión productiva sobresale como uno de los principales retos que deben afrontarse si se quiere que la política de desarrollo rural llegue a todo el territorio nacional. En este aspecto señala que el país presenta notables atrasos en los mecanismos de financiación para el sector debido a la carencia de activos productivos, lo que limita el acceso al crédito, una de las principales barreras para el desarrollo del campo. De esta manera, la falta de generación de oportunidades no solo impide un mayor crecimiento económico sino que obstaculiza el proceso de inclusión social de la población rural.
El actual esquema de financiación del sector rural tiene serias fallas en su diseño institucional, que han llevado a que las inversiones forzosas no sean rentables, se canalice el crédito a medianos y grandes productores y se desaprovechen las enormes oportunidades de expansión del crédito. Asobancaria reitera la imperiosa necesidad que existe de eliminar los topes a la tasa de interés para los créditos al sector, robustecer el Fondo Agropecuario de Garantías (FAG) y establecer un apropiado mercado de seguros, como estrategias iniciales que permitan corregir el sistema actual en procura del desarrollo del sector.