En Asobancaria creemos que la expansión de la economía para este año, una vez cotejados los riesgos y las señales positivas, se aproximará al 2,6%, un crecimiento que, no obstante, continuará siendo uno de los más destacados en la región, la cual probablemente crecerá, según el más reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), cerca de un 0,8% en 2016.
Además de los desafíos que plantea la coyuntura económica, la industria bancaria en los últimos años ha sobrellevado una ola de modificaciones regulatorias, que han procurado alinear el país a los estándares internacionales.
A partir de enero de 2015 y a pesar del profundo impacto que generó el cambio de principios contables, las entidades bancarias han realizado la transmisión de sus estados financieros preparados bajo las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF).
A pesar de lo anterior y de los evidentes avances en materia de internacionalización y regulación financiera, los desafíos para alcanzar un mercado de capitales líquido y profundo son enormes. En este objetivo, tanto el programa de obras de Cuarta Generación (4G) así como la iniciativa de integración financiera en el marco de la Alianza del Pacífico son oportunidades que no debemos desaprovechar.
También existen tareas propias para el sector bancario en este propósito. La primera, consiste en impulsar de manera decidida el posicionamiento del Indicador Bancario de Referencia (IBR) como tasa de referencia del mercado. La segunda, consiste en renovar nuestro compromiso con los Esquemas de Autorregulación. La esencia de la autorregulación deriva de la construcción conjunta y continua entre el mercado y el Autorregulador de los regímenes y los mecanismos de disciplina.