El PIB de Colombia es uno de los más descentralizados en la región, después de México. Mientras las 5 regiones más grandes del país aportan el 61% del PIB nacional, en Brasil aportan el 64,9%, en Ecuador cerca del 67,5% y en Chile el 86,6%. Si bien Colombia es un país de regiones, las disparidades entre los departamentos son marcadas. Mientras el ingreso medio de los habitantes de Bogotá es similar al de Chile o Hungría, un habitante promedio del Chocó percibe un ingreso similar al de Bolivia o el Congo. Asimismo, mientras que ciudades como Bucaramanga tienen niveles de pobreza relativamente bajos (8,4%), casi la mitad de los habitantes de Quibdó o Riohacha se encuentran en niveles altos de pobreza.
En materia de profundización financiera, acceso al crédito e inclusión existen notorias brechas a nivel regional. Los primeros cinco departamentos más grandes concentran casi el 80% del valor agregado del sector de servicios financieros, lo que les permite sacar provecho de los beneficios del desarrollo de este sector para acelerar su crecimiento, apalancar su actividad económica e imprimirle una mayor dinámica de empuje. A nivel sectorial, una de las ramas que ostenta mayores diferencias en su desempeño regional es el sector vivienda, con particular notoriedad en materia de financiación hipotecaria en medio de grandes brechas en materia de ahorro e informalidad. Esto, sin duda, impone grandes desafíos para los gobiernos locales de cara a los próximos años.
Si bien la administración central ha jugado un rol fundamental en el desarrollo de las regiones y el cierre de brechas entre las mismas, las autoridades locales se han configurado como el eje central de políticas focalizadas que responden a las necesidades específicas de cada región, departamento o municipio. Al respecto, se ha observado que los municipios con menor participación de los ciudadanos en el proceso electoral no solo tienden a tener mayores índices de pobreza multidimensional, sino que su población en condiciones de pobreza tiende a ser aun más pobre que en los municipios con mayor participación política.
Las elecciones locales de 2015 se plantean como una nueva oportunidad para trabajar más arduamente contra las desigualdades sociales y económicas dentro del país. Para ello, sin embargo, es necesario que la población asuma de manera responsable su rol como agente de cambio, en línea con las transformaciones que Colombia tanto requiere. De igual forma, además de la necesidad de que los representantes de las administraciones locales conozcan a profundidad las condiciones y necesidades de su población, es indispensable que cuenten con la capacidad de direccionar el rumbo de las políticas publicas hacia niveles de crecimiento y desarrollo sostenibles que permitan continuar avanzando, con la celeridad adecuada, hacia los estándares del primer mundo.