• El sector bancario ha contribuido decididamente en el apalancamiento de los hogares y las empresas. Ha aportado en términos positivos a la generación de valor agregado en el país, reafirmando así el importante rol que desempeña en el desarrollo de las actividades productivas y posicionándose como uno de los sectores más sólidos de la economía. Durante el último quinquenio, la cartera crediticia creció en promedio 15,3% real anual, al tiempo que el valor agregado del sector de intermediación financiera creció por encima del PIB total: 8,3% anual entre 2010-2014 y 9,4% anual en el primer trimestre de 2015.
• En junio de 2015, la cartera total registró un crecimiento de 11,3% real anual, muy similar a la tasa registrada un año atrás y levemente por debajo con respecto a lo presentado al cierre de 2014. Este comportamiento se dio debido a que los desembolsos vienen creciendo a ritmos de 11% real, una situación que desvirtúa aquellas voces que han sugerido una falta de irrigación de crédito a la economía en medio de un ambiente en el cual la actividad productiva se ha moderado y crece ahora por debajo del 3,0%.
• Al observar el nivel de ingreso (medido a través del PIB per cápita) y su relación con la profundización financiera, las cifras ponen en evidencia que el país se encuentra por debajo de su potencial. Los estimativos realizados en Asobancaria señalan que el indicador cartera/PIB, dado el nivel de ingreso en Colombia, debería estar por el orden de 55%, más de diez puntos porcentuales por encima de los valores actuales. Por tanto, para el país resulta imperativo avanzar con ritmo firme hacia sus niveles potenciales de profundización financiera. De no generar avances significativos en este frente, difícilmente se podrán sentar bases sólidas para el fomento de la productividad económica y para un crecimiento más próspero y sostenible en el largo plazo.
• Con base en los estimativos de crecimiento para 2015-2016, los modelos de equilibrio de Asobancaria hablan de que este año la cartera crecerá alrededor de 8,4% real, un resultado consistente con un crecimiento del PIB en 2015 en torno al 3,0% real. El componente de vivienda es el único que crecería por encima de 10%. La cartera comercial se desacelerará debido a la moderación de la actividad productiva y la inversión, esta última con crecimientos en torno a 6,6%. La cartera de consumo deberá sentir los impactos de la fuerte devaluación cambiaria y los efectos sobre el precio de los bienes transables que seguirá menguando la demanda por este tipo de bienes. Por su parte, la cartera de microcrédito crecerá cerca de 4,5%, lo que representa una leve moderación frente al 5,2% de 2014.
• Para 2016 se plantean dos escenarios. El primero (escenario base), incorpora nuestra proyección central de un crecimiento económico hacia niveles de 3,5% y el segundo responde a un escenario estresado, en el que la economía estaría presentando un crecimiento más cercano al 2,5%. Bajo el escenario base, las proyecciones apuntan a que la cartera crecería por encima de 9,0% real. Este escenario luce como el más probable y estaría enmarcado por los efectos del PIPE 2.0 y la materialización de las primeras inversiones de las concesiones 4G, las cuales jugarán un papel importante como amortiguadores de la desaceleración económica. El escenario estresado nos habla de un crecimiento de la cartera más cercano al 5,9%, un crecimiento que en todo caso luce superior frente al registrado en periodos previos de alta tensión económica, como ocurrió en 2009 o entre 1999-2002.