• El sector externo fue el frente de la economía que más rápido sintió los efectos de la descolgada de los precios del petróleo desde mediados del año pasado. La tasa de cambio registró presiones alcistas sostenidas en medio de una alta volatilidad, lo que llevó a que el peso experimentara una rápida depreciación (cercana al 50%). Asimismo, la contracción en los precios del crudo repercutió de manera importante en el déficit de la cuenta corriente y en sus fuentes de financiamiento. El mayor deterioro de las cuentas externas lo experimentó la balanza comercial, que sumado a una menor dinámica de la renta factorial y un estancamiento de las remesas, condujeron a que el déficit de cuenta corriente, ascendiendo en el primer trimestre de 2015 a 6,5% del PIB, lo que ha prendido las alarmas sobre los elevados riesgos a los que se expone la economía y el fuerte ajuste que podría sufrir ante una eventual salida de capitales.
• Dada la alta exposición en el frente externo de la economía colombiana, la estructura de financiación del déficit de cuenta corriente y los niveles de vulnerabilidad ante un eventual choque externo han incrementado la incertidumbre sobre la sostenibilidad de las cuentas externas. El financiamiento del déficit en cuenta corriente a través de mayor endeudamiento externo será difícilmente sostenible en el mediano plazo, todo ello en un contexto en el que los influjos de inversión de portafolio y de IED presentarán reducciones. Sin embargo, a pesar de los riesgos derivados del elevado nivel del déficit en cuenta corriente, distintos indicadores sugieren que la vulnerabilidad externa del país es hoy menor frente a la observada en el periodo previo a la crisis de final del siglo XX.