• Colombia ha realizado importantes avances en la alineación hacia los estándares de Basilea III. Tanto los reguladores como la banca han mantenido un compromiso por acoger las herramientas regulatorias necesarias para asegurar la solidez del sistema financiero. Es así como mediante la adopción del Decreto 1771 de 2012 el Gobierno estableció nuevas condiciones sobre el cálculo de la relación mínima de solvencia de los establecimientos de crédito, buscando con ello reflejar de forma adecuada su nivel de patrimonio en relación con el nivel de riesgo asumido.
• El proceso de internacionalización y la creciente demanda de crédito de los agentes de la economía local han contribuido a que durante los últimos años la banca colombiana haya crecido a un ritmo acelerado, lo cual podría generar nuevos requerimientos de capital. Dada la necesidad de buscar nuevas alternativas de capitalización, diferentes a la emisión de acciones, vale destacar la modificación regulatoria expedida por el Ministerio de Hacienda a través del Decreto 1648 de 2014, en la cual se reconoce a los instrumentos híbridos como parte del capital regulatorio. Esta medida, sin duda, permitirá generar mayor eficiencia en la gestión del capital, lo cual se traduciría en mayores recursos para aumentar los niveles de crédito actuales.