• La economía ha entrado en una senda de moderación como respuesta a la nueva realidad de nuestros términos de intercambio y a la pérdida de tracción de la demanda interna. El mercado, digiriendo la magnitud de estos riesgos y su materialización en la dinámica local, ha comenzado a recomponer sus pronósticos hacia el rango 3.0%-3.5%. Sin embargo, la coyuntura actual encara un riesgo particular por cuenta de las presiones inflacionarias, ahora exacerbadas por cuenta de los excesivos ritmos de depreciación cambiaria y que, incluso, amenazan con desanclar las expectativas de corto y mediano plazo.
• El eventual desanclaje de las expectativas ha sido el termómetro perturbador que ha terminado desdibujando el accionar monetario y ha configurado la actual disyuntiva monetaria. Mientras hace poco las voces que abocaban por incrementos en la tasa de política monetaria eran prácticamente inexistentes, ahora una parte del mercado ha comenzado a señalar la necesidad de endurecer la política monetaria con el fin de atajar a tiempo rebrotes inflacionarios que podrían poner en riesgo el cumplimiento de la meta de inflación.