• Pese a que los resultados en materia de crecimiento en 2014 dan cuenta de una sólida demanda interna (soportada en el consumo y la inversión), en 2015 la economía enfrenta riesgos bajistas debido a la incertidumbre mundial y a la descolgada de los precios del petróleo.
• La economía colombiana es altamente dependiente a la cotización del crudo: cerca del 55% de la exportaciones provienen de las ventas de petróleo, el 35% de la Inversión Extranjera Directa (IED) total se dirige al sector minero-petrolero y cerca del 19% de los ingresos fiscales de la nación provienen del sector petróleo (Ecopetrol).
• Producto de la nueva realidad petrolera el Gobierno y el mercado han procedido a corregir a la baja su previsión de crecimiento para 2015 hacia el rango 4.2%-4.3%. Sin embargo, el nuevo Programa de Equilibrio General de Asobancaria (PEGASO 2.0), alimentado con diversos escenarios de precios del petróleo para 2015 y con los nuevos supuestos macroeconómicos, nos permite señalar que la economía difícilmente crecerá por encima del 4.0%. Los efectos colaterales de los menores precios del crudo en 2015, los efectos adversos de la Reforma Tributaria sobre la dinámica de la actividad productiva y la menor tracción en el consumo y la inversión, sumado a la lenta velocidad con que responderán los sectores transables en el muy corto plazo al estímulo cambiario nos hablan ahora de un crecimiento hacia el rango 3.5%-4.1%, con un pronóstico central de 3.8%.
• El Gobierno, en este panorama, deberá definir muy bien si las medidas contra cíclicas provendrán de nuevos estímulos fiscales y/o si el Banco de la República (BR) deberá extender por un tiempo prolongado su política monetaria expansiva. La Asociación Bancaria luce optimista sobre el curso de la economía, reconociendo que su expansión se compara de manera favorable frente al mundo emergente y a América Latina. Sin embargo, es prudente en alertar sobre los riesgos que se ciernen sobre la dinámica local y externa.