El pasado martes se realizó con éxito en Bogotá el VII Congreso Internacional de Medio Ambiente, liderado por el CEID, en el que se revisaron los principales desafíos del país en materia ambiental y el rol del sector real y financiero en la promoción de iniciativas de desarrollo sostenible. Uno de los grandes ejes de discusión fue el aporte de la banca a la sostenibilidad, del cual cabe destacar los siguientes elementos.
En primer lugar, el sistema financiero colombiano ha desarrollado programas de sostenibilidad de distinto alcance. Con el fin de estandarizar algunos de esos procesos y avanzar de manera coordinada en el logro de objetivos colectivos como industria, en 2012 se suscribió, de la mano del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el “Protocolo Verde”. Esta iniciativa contempla cuatro frentes de trabajo: eco-eficiencia, desarrollo de productos verdes, medición de riesgos ambientales y reporte y divulgación de los avances.
Cualquier empresa puede intentar hacer sus procesos internos más compasivos con el Medio Ambiente. De esta forma, la eco-eficiencia es la más sencilla y difundida de las maneras de contribuir al desarrollo sostenible, por lo que existen multiplicidad de estándares internacionales, mejores prácticas y rutas de trabajo ya establecidas acerca de cómo abordar estos aspectos. Al respecto, la banca colombiana ha avanzado en suscribir acuerdos de construcción sostenible, un modelo de compras y selección de proveedores que privilegia el medio ambiente, el desarrollo de guías con la normatividad ambiental nacional aplicable al sistema financiero y un esquema de trabajo para la medición y certificación de su huella de carbono.