El papel moneda es el medio de pago más utilizado en el mundo, a pesar de que el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones facilitó el surgimiento de otros más eficientes. La gran demanda por él se debe, por una parte, a que es todavía el más usado en las transacciones de bajo valor, porque los establecimientos de comercio al por menor no reciben de una manera generalizada otras alternativas. Esto obliga a los consumidores a mantener un saldo de dinero en efectivo para sus gastos cotidianos e inesperados. Por otra parte, el papel moneda se demanda también en una alta proporción en las actividades económicas subterráneas e informales, porque garantiza mejor que los demás medios de pago el anonimato de quienes lo utilizan, debido a que las transacciones que se pagan en efectivo no se pueden rastrear. Esta característica permite ocultarlas de las autoridades, por lo cual, cuando se llevan a cabo al margen de la ley, la regulación y las normas tributarias, la mayoría quedan impunes.
Sin embargo, en la medida en la cual los consumidores han descubierto las ventajas de otros medios de pago y los establecimientos de comercio al por menor han ampliado su aceptación, la demanda por papel moneda ha disminuido en la mayoría de las economías avanzadas. En contraste, la preferencia por el dinero efectivo en Colombia se incrementó durante los últimos quince años. La alta demanda por este medio de pago favorece las actividades delictivas, la evasión tributaria y la informalidad, que son elevadas en el país. Además, constriñe el desarrollo de otros medios de pago que son unos vehículos eficaces de inclusión financiera.
En consecuencia, una disminución de la preferencia por dinero en efectivo en Colombia y su sustitución por otros medios de pago más eficientes y menos costosos, puede ayudar a mejorar el bienestar de la población y, por medio de una mayor inclusión financiera, contribuir a disminuir la pobreza y la desigualdad. Además, puede apoyar la lucha contra las actividades al margen de la ley, la evasión tributaria y la informalidad.
De manera desafortunada, en Colombia las normas tributarias estimulan la preferencia por el dinero en efectivo frente a otros medios de pago. Entre ellas las más perturbadoras son las que vinculan el recaudo de algunos impuestos a la realización de las transacciones, como el GMF y la retención anticipada del IVA, el ICA y el impuesto de renta. Es una lástima que el Gobierno optara por extender el GMF para cuadrar la financiación del presupuesto de 2015. Ojalá esa decisión no se prolongue indefinidamente. Otra dificultad para la expansión de otros medios de pago es el incumplimiento de algunas empresas de telecomunicaciones de la regulación estatal (Resolución 4458/14 de la Comisión de Regulación), con lo cual encarecen sus servicios para el sistema bancario y obstaculizan la expansión de la banca móvil, porque la hacen inviable como negocio.