. El crecimiento del primer trimestre de 2014 (6,4% anual), confirma que la economía está en una dinámica fase de expansión desde mediados del año pasado, que la llevó a la vanguardia en el crecimiento mundial y regional. Una tasa de crecimiento por encima de la potencial (estimada en 4,8%) desde mediados del año pasado, sugiere que la brecha del producto está próxima a cerrarse. En estas circunstancias, un exceso de demanda amplio y prolongado como el que está estimulando el crecimiento en el país, entraña varias amenazas. En primer lugar, un incremento en la inflación, que dificulte el cumplimiento de las metas. Este riesgo puede materializarse porque la inclinación al alza de la inflación al consumidor puede acelerarse, como consecuencia del fenómeno del niño, que se espera con una alta probabilidad en el segundo semestre del año. Como el mercado laboral se está apretando, también pueden surgir más adelante presiones por el costo de la mano de obra.
Existe además la eventualidad, en segundo lugar, de que el exceso de demanda interna profundice el déficit en la cuenta corriente, con lo cual se requiere mayor financiación externa. En la coyuntura actual esto no es deseable por el mayor protagonismo que la inversión extranjera de portafolio está comenzando a tener frente a la directa, como consecuencia del mayor apetito por deuda pública interna, a raíz de la repoderación del índice GBI EM de JP Morgan. Si no son bien administrados por las autoridades y los intermediarios financieros, los mayores flujos de portafolio pueden generar, en tercer lugar, un auge del crédito y burbujas en los mercados de activos. Por fortuna los intermediarios están bien capitalizados, enfrentan un bajo riesgo de crédito y lo administran de un modo muy prudente, por medio de un cubrimiento holgado. Al mismo tiempo, el buen comportamiento de la economía, las finanzas públicas y los resultados de las empresas respaldan la valorización de los activos domésticos.
Para prevenir la materialización de esos riesgos, el Banco de la República comenzó a retirar el estímulo monetario, mediante un incremento de 75 puntos básicos en su tasa mínima de expansión durante este año. También ha acumulado reservas internacionales para moderar la apreciación de la moneda. De manera paralela, el Gobierno Nacional ha cumplido la regla fiscal, para mantener una trayectoria decreciente de la deuda pública, que asegure su solvencia y preserve un espacio amplio y barato de financiación para la actividad privada. Tampoco genera un gran desahorro público, para no presionar la apreciación de la moneda. El ahorro en los períodos de auge le permite guardar fondos para gastarlos en las recesiones, cuando el crecimiento de la economía caiga dos puntos por debajo de su tasa potencial.
Para que unas tasas de crecimiento de la magnitud de la del primer trimestre de 2014 sean sostenibles en el mediano plazo, se requiere mejorar la competitividad de la economía para incrementar su productividad. Por tanto, es necesario insistir una vez más en que se precisa mejorar las instituciones del país, modernizar su infraestructura, brindar una educación de excelente calidad y con igualdad de acceso para toda la población, acelerar la innovación y el progreso tecnológico, y remover las distorsiones regulatorias y tributarias, para profundizar los mercados financieros y para ampliar el acceso de las firmas y los hogares a ellos.