En el discurso de instalación de la XLVIII Convención Bancaria, la Presidenta de Asobancaria, María Mercedes Cuéllar, se refirió a la responsabilidad social de la banca colombiana en los siguientes términos. Colombia tiene una banca sólida que financia de manera responsable el desarrollo nacional y lo apoya a través de una serie de acciones de responsabilidad social. Uno de sus retos más importantes a este respecto es la inclusión financiera. Aquí la banca está migrando su principal objetivo de la prestación de servicios a las grandes corporaciones y a la población de mayores ingresos, hacia la provisión de ellos a la base de la pirámide, en lugares recónditos y apartados, a costos reducidos. Este proceso se complementa con el desarrollo de la banca móvil. Como fruto de estos esfuerzos, Colombia en un corto tiempo logró el tercer sistema transaccional de banca móvil con mayor número de usuarios en el mundo. Esta evolución contribuye a aumentar la productividad y el bienestar de sus usuarios, porque reduce la pérdida de tiempo y de recursos en largos desplazamientos, en trámites y en colas en las oficinas.
Un segundo tipo de labores de responsabilidad social que realiza la banca es la colaboración con las autoridades. Dentro de ella sobresalen las acciones encaminadas a aumentar la seguridad, a combatir el lavado de activos y la financiación del terrorismo, al recaudo de impuestos y a la dispersión de los recursos públicos de salud, subsidios y regalías. Para estos propósitos, la banca le brinda al Estado, de manera confiable y eficiente, una infraestructura operativa de apoyo, difícil de sustituir. Esa colaboración genera a la banca una serie de costos, no reconocidos por las autoridades, los medios y la opinión pública. El sistema para combatir el lavado de activos y la financiación del terrorismo, que en Colombia descansa en los bancos, les genera no solo elevados costos directos, sino además una exposición a riesgos legales y judiciales no despreciables. El recaudo tributario también les ocasiona costos tanto operativos como de pérdida de imagen, porque una gran parte del público confunde esos cobros con tarifas bancarias que benefician al sector.
La participación de la banca también ha sido clave para poner en marcha la política de vivienda. En el programa de viviendas gratuitas asume el riesgo de incumplimiento del constructor, porque para iniciarlas se requiere la financiación mediante crédito, en razón a que el Gobierno las paga contra la entrega a los beneficiarios. En el programa de subsidio a la tasa de interés verifica los requisitos de los solicitantes y lo gestiona y lo cobra cada mes en el Banco de la República. Otro desafío en responsabilidad social para la banca es la educación financiera. El empeño en este campo comienza a dar resultados tangibles con la firma de un convenio con el Ministerio de Educación, para promover un programa de educación económica y financiera, que se pondrá en vigencia en marzo de 2014. Además, Colombia recibió el premio al país más destacado, entre ochenta, por llevar la cultura del ahorro a niños y jóvenes, de parte de Child and Youth Finance. Gracias a todo esto se puede afirmar que hoy la banca es el sector que, por su solidez, crecimiento, financiación, formalidad y responsabilidad social, más contribuye al desarrollo nacional.