Colombia enfrenta una mayor probabilidad de un crecimiento lento, debido a que la industria y la agricultura no pueden convertirse en motores de la actividad económica. Su incapacidad radica en que su competitividad se deterioró en el mediano plazo por la apreciación de la tasa de cambio real, sin que haya sido posible mejorarla mediante una disminución eficaz de los costos de la producción nacional o un aumento de la productividad. Por eso se requiere frenar la revaluación y bajar los costos.
Una desalineación persistente de la tasa de cambio respecto de sus determinantes fundamentales conduce a desequilibrios macroeconómicos y financieros que desestabilizan la economía, y arriesgan su estabilidad financiera si sobreviene un choque externo fuerte.
Las autoridades deben incorporar más la situación cambiaria dentro de sus objetivos, y reaccionar más atentamente a la coyuntura actual. En los últimos días han dado pasos, pero habrá que ver si ellos son suficientes, y si van en la dirección correcta. Mediante un mayor monto de compras de divisas el BR busca disminuir la volatilidad de la tasa de cambio, al tiempo que el Gobierno reducirá su flujo neto de financiación externa y Ecopetrol hará algo similar. De otra parte, se anunciaron medidas comerciales para aumentar la protección de dos sectores la economía. Con ello y con el anuncio implícito de metas cambiarias el Gobierno busca disminuir las expectativas de apreciación. Estas medidas no parecen suficientes para un período extenso. Resulta sobre todo difícil sostener una compra de divisas al mismo ritmo al cual ingresan los capitales del exterior, por los costos para el emisor y los riesgos que implica para la estabilidad macroeconómica y financiera una expansión monetaria persistente.
El Gobierno está demorado en adoptar una estrategia adecuada para enfrentar la apreciación en el largo plazo. Para frenarla, la economía debe generar ahorro doméstico. Lo ideal es que el esfuerzo de ahorrar recaiga en el sector público. No obstante, la senda de ajuste del Gobierno Nacional Central (GNC) contempla déficits en el balance público hasta 2023. Un reto difícil que tienen las autoridades es una calibración fina de las estrategias para combatir la revaluación, con las que se requiere para evitar que se pronuncie la desaceleración de la actividad económica, porque luchar contra la apreciación requiere ahorrar, mientras que frenar la desaceleración exige mejorar la eficiencia del gasto público.
Para incrementar la competitividad de la economía en el mediano plazo se precisa, además, aumentar su productividad y mejorar su entorno institucional, con el propósito de acelerar la acumulación de factores productivos, de manera disminuya la tasa desempleo natural y los costos de la producción nacional.