El crecimiento económico de Colombia en la segunda mitad del siglo XX y la primera década del XXI no permitió que las condiciones de vida de su ciudadano promedio se equipararan con las que corresponden a las economías más ricas. El progreso más acelerado se logró en las épocas en las cuales la economía colombiana alcanzó y sostuvo las mayores tasas de incremento de la productividad total de los factores (PTF). Los períodos de estancamiento coinciden con aquellos en los cuales no hubo mejoras en la PTF.
Si Colombia quiere acelerar su crecimiento económico en el largo plazo debe esforzarse en aumentar de manera persistente su PTF. Pero hay un conjunto de circunstancias que le impiden hacerlo, porque frenan su competitividad. Entre ellas se destacan su desarrollo institucional precario, una infraestructura rezagada, un capital humano exiguo, la ineficiencia de sus mercados y la lentitud de su progreso tecnológico e innovación. Algunas de las tareas pendientes para remover estas trabas estructurales al crecimiento son las siguientes: una reforma tributaria integral, que reduzca la inequidad y elimine las distorsiones que entorpecen el buen funcionamiento de los mercados; el logro de una justica eficiente y la erradicación de la corrupción; una reducción de la informalidad laboral, que requiere flexibilizar el salario mínimo real y disminuir los costos no salariales del trabajo formal; la eliminación de los controles a las tasas de interés y el GMF, que dificultan la profundización financiera; remover los obstáculos institucionales que han impedido una eficiente asignación de los recursos en el sector de la infraestructura; y garantizar una excelente calificación y destreza de los profesores, unos programas adecuados de estudios, una infraestructura propicia y suficientes recursos materiales para elevar la calidad de la educación, con el fin de acelerar la acumulación de capital humano.
Gracias a la estabilización macroeconómica, a un entorno internacional muy favorable durante la última década y al restablecimiento del orden público, la economía colombiana aceleró su crecimiento, con base en un incremento de la tasa de inversión y un auge exportador. Sin embargo, surge la duda si la actual expansión será sostenible en un contexto externo menos favorable. Además, existe la inquietud si el patrón de especialización y crecimiento, que se insinúa para la economía colombiana en el inmediato futuro, basado en la explotación de los recursos naturales no renovables, será capaz de lograr la transformación estructural de la economía colombiana, necesaria para garantizar la convergencia del ingreso por habitante al de las economías más avanzadas.