La sofisticación y mayor competencia de los mercados financieros ha permitido que los diferentes agentes busquen productos para satisfacer sus necesidades de inversión. Las ventajas que ofrecen los derivados financieros son innumerables; sin embargo, la ausencia de estándares de transparencia y autorregulación de los agentes llevó al sistema financiero internacional a presenciar una crisis prolongada y costosa. En ella se hizo evidente las deficiencias regulatorias en este tema, en especial para los derivados OTC. Los problemas más notables estuvieron asociados con el riesgo de contraparte y su inadecuada administración, así como con la falta de transparencia en las transacciones y el riesgo de contagio.
La piedra angular de las iniciativas que se generaron a nivel internacional para analizar las implicaciones y las posibles respuestas regulatorias en el mercado de derivados son las recomendaciones realizadas en 2009 por los líderes del G-20. A partir de estas recomendaciones, los trabajos realizados por las diferentes instituciones europeas y estadounidenses orientaron sus esfuerzos a analizar las respuestas regulatorias que cumplirían las recomendaciones realizadas de este grupo.
El tipo de reformas que se están discutiendo dejan ver que se trata de un cambio estructural del mercado, que exige inclusive un cambio en el comportamiento tanto de los intermediarios financieros como de los usuarios finales. Esto sin duda alguna traerá ganancias en transparencia en la negociación e información y en la mitigación de todos los riesgos inherentes al negocio.
La importancia de este tema en Colombia radica en que gran parte de lo que se transa en el mercado de derivados es OTC y con contrapartes del exterior, por lo que es necesario que los agentes locales conozcan los cambios regulatorios que se están presentado a nivel internacional, con el fin de comprender y estar preparados para los posibles ajustes.