La educación financiera es una habilidad indispensable en la vida de todos los ciudadanos. Tomar decisiones financieras informadas y responsables incide de manera positiva en el bienestar de todos, por el contrario, actuar sin conocer ni entender el funcionamiento de los diferentes productos y servicios financieros, puede hacer que las personas incurran en excesivos costos, asuman riesgos innecesarios y sean víctimas de fraude con facilidad. Es por eso que países en distintas latitudes se encuentran diseñando e implementando programas de educación financiera que se imparten a través de los sistemas de educación formal.
En 2005, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés), en su documento Recomendaciones de principios y buenas prácticas para la educación financiera señaló que “la educación financiera debía comenzar desde el colegio. Las personas deben ser educadas sobre asuntos financieros lo más temprano posible en sus vidas”. Dos son las razones principales de esta recomendación: por un lado, la importancia de enfocarse en los niños y jóvenes y, por otra, la eficiencia de proveer la educación financiera en colegios.
A la hora de incluir la educación financiera en los programas curriculares existen desafíos de peso como son la resistencia de los educadores frente a la inclusión de áreas de estudio adicionales en unos programas curriculares “saturados” de contenidos y la ausencia de información en el país sobre el nivel de alfabetización de sus ciudadanos. Este último impide a educadores, investigadores, ejecutores de programas de educación financiera y gobiernos determinar su estrategia y prioridades a partir de las necesidades y vacios identificados. Conscientes de la necesidad de contar con mediciones globales, la OCDE incluirá por primera vez este año en las pruebas PISA, que se aplican a jóvenes de 15 años en más de 65 países, un componente de educación financiera.
Anticipándose a las necesidades y vacíos que seguramente PISA mostrará la banca colombiana está comprometida con promover de manera decidida todos los esfuerzos que se hagan por lograr que la educación financiera se convierta en una prioridad social, económica y política para el país. Para ello, Asobancaria, en representación del sector bancario colombiano, decidió incluir dentro de su Programa Gremial de Educación Financiera “Saber más, ser más”, una línea de acción dirigida a apoyar a las entidades del sector público, y en particular, al Ministerio de Educación Nacional, en el proceso de inclusión dentro de las competencias básicas y ciudadanas de los programas curriculares, el componente de educación financiera, facilitando recursos y prestando asesoría y asistencia técnica.
Para las entidades del gremio, este es sin duda, el camino más efectivo para lograr aumentar los niveles de alfabetización financiera en el país. Entre más temprano se inicie el proceso educativo en temas de finanzas y economías, más fácil será inculcar hábitos financieros responsables en los ciudadanos.