En términos generales, el año pasado fue bueno para la banca colombiana. Su tamaño aumentó, se incrementó la profundidad del crédito y mejoró el acceso, al tiempo que se mantuvieron la solvencia y la rentabilidad. El sector bancario continuó, además, su proceso de internacionalización, tanto a través de la llegada de nuevos jugadores extranjeros al mercado doméstico, como mediante la incursión de más bancos colombianos en los mercados externos y la colocación de títulos de deuda en el exterior. Por otro lado, la buena posición financiera de los deudores, la adecuada mitigación de los riesgos que hacen los bancos, las mayores exigencias para otorgar préstamos, la excelente calidad de la cartera y las holgadas provisiones indican que la expansión del crédito es sostenible, sin incurrir en un desbordamiento que comprometa la estabilidad financiera de la economía.
Hacia adelante la banca enfrenta, sin embargo, varios retos. El primero es seguir creciendo con base en la profundización del crédito y la ampliación del acceso. Para lograrlo deberá continuar mitigando adecuadamente los riesgos y preservar, al mismo tiempo, la solvencia y la rentabilidad. Esto implica enormes esfuerzos para mejorar su eficiencia y reducir sus costos administrativos. Conservar la rentabilidad es un desafío apremiante para garantizar un adecuado flujo de recursos al sector, que le permita, por una parte, mantener el ritmo de expansión que requiere la economía para aumentar permanentemente su tasa de crecimiento potencial. Y por otra, continuar el proceso de innovación, con el propósito de ampliar el acceso al paso requerido para mejorar el bienestar de la población. Enfrentar estos retos en 2012 será más difícil, tanto por el estrechamiento previsible de la postura monetaria, como por las mayores precauciones macroprudenciales y el activismo legislativo y regulatorio.