Durante los últimos cuatro años el sector de minas e hidrocarburos dinamizó el crecimiento y se convirtió en una fuente importante de ingresos por exportaciones y de inversión extranjera directa (IED). Además, la administración Santos lo escogió como uno de los motores de crecimiento en los próximos cuatro años. En consecuencia, conviene advertir que una alta especialización en la explotación de recursos naturales (RN) puede tener efectos indeseables en el largo plazo sobre el bienestar de la población, porque podría entorpecer la expansión de otros sectores y tornar más volátil el crecimiento. Es pertinente preguntarse, entonces, qué propensión tiene la economía colombiana a adquirir la “enfermedad holandesa” (EH) y cómo puede vacunarse contra ella.
El contagio de la EH es apenas incipiente. La abundancia de recursos externos ha contribuido a apreciar la tasa de cambio real, pero sin desviarla de su tendencia de largo plazo. La apreciación real tiene un efecto adverso sobre la dinámica industrial en el mediano plazo, pero es más importante el que tienen la demanda interna y externa. Por tanto, la leve desindustrialización de los cuatro últimos años puede haber sido causada más por la menor demanda debida a la crisis internacional de 2007- 2009, que por el fortalecimiento real del COP. El magro cambio estructural que ha tenido la producción nacional se ha reflejado también, pero con menor intensidad, en la generación sectorial del empleo.
Aunque el contagio de EH es apenas incipiente, conviene recordar algunas estrategias para frenarlo. Con este propósito se debe, por una parte, suavizar la apreciación de la tasa de cambio real. Y por otra, es necesario mejorar la competitividad de la economía, para beneficiar a los sectores transables no vinculados con el auge de explotación de RN. Para morigerar la apreciación cambiaria se requiere no gastar la mayor parte posible de los ingresos adicionales en moneda extranjera y aumentar el ahorro doméstico. El gobierno cuenta con una amplia caja de herramientas para implementar estas estrategias: la regla fiscal, el fondo de ahorro y estabilización del Sistema Nacional de Regalías (SNR), el criterio de sostenibilidad fiscal y el Marco Fiscal de Mediano Plazo. Este conjunto de instrumentos le facilitan la adopción de una política fiscal contracíclica, con base en la cual prevenir los efectos de la EH, contribuyendo a suavizar la apreciación de la TCR y a disminuir el exceso de demanda por BNT. Para aumentar la competitividad de la economía, la inversión pública debe privilegiar, por una parte, la que se utiliza en la provisión de bienes públicos, como la seguridad, la justicia, la infraestructura, la salud y la educación. Y por otra, la que estimula la acumulación de factores que generan economías externas, como el capital humano y el conocimiento.
Colombia debe, además, prevenir la maldición de los recursos naturales fortaleciendo sus instituciones, para evitar que los corruptos dilapiden las rentas que surgen de su explotación y para minimizar el daño ambiental, compensando adecuadamente a la Nación. La creación reciente del SNR es un paso decisivo en esta dirección. En segundo lugar, el país requiere mejorar la competitividad de la economía, para procurar una expansión sectorialmente balanceada de la producción. Para aumentar la competitividad es imprescindible desatrasar la infraestructura vial, mejorar permanentemente el clima de los negocios y acometer una reforma tributaria que favorezca el crecimiento y, mediante una adecuada financiación del gasto social con impuestos generales, elimine el sesgo contra la generación de empleo formal. Al mismo tiempo, hay que persistir en diversificar las exportaciones. La estrategia comercial, mediante la ambiciosa agenda de negociaciones que tiene esta administración, debe ayudar en este propósito. Finalmente, Colombia debe esforzarse en combatir la volatilidad de los ingresos externos, para que no se transmita a la demanda interna y a la producción doméstica, caso en el cual tendría efectos adversos sobre la inversión y, por tanto, sobre el crecimiento potencial.