La implementación del sistema de administración de riesgo operativo (SARO) en Colombia representa un importante avance en el compromiso de identificación, cuantificación, control y mitigación de los diferentes riesgos financieros. En esa medida, la maduración de este sistema y su adecuada implementación es una importante labor en la cual deben estar comprometidos tanto las empresas y los gremios, como las autoridades.
En esta Semana Económica se muestran algunos resultados obtenidos de una encuesta realizada a las entidades que conforman el Grupo de trabajo de Riesgo Operacional de Asobancaria, mediante la cual se identifican las principales prácticas y preocupaciones a nivel nacional.
Las experiencias de las entidades locales permiten identificar importantes avances en materia de administración del riesgo operativo. En este sentido, es destacable la frecuente utilización de indicadores de medición, la difusión interna, la disponibilidad de datos, la participación de órganos de control y la consolidación de procesos de identificación, entre otros.
Pero también existen ciertas debilidades, especialmente en materia de fortalecimiento de una cultura de riesgo operativo, la definición de diferentes mapas de riesgo y el abordar una serie de riesgos asociados a temas operativos que anteriormente no merecían mayor atención, pero que en la actualidad se consolidan como temas sustanciales del perfil del SARO.
Los resultados se contrastan con una revisión de experiencias internacionales, las cuales permitieron establecer cuáles deben ser los próximos pasos en materia de administración del riesgo operativo. En este orden de ideas, la evolución de diferentes procesos en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica sugiere que Colombia debe avanzar en la disposición a reportar eventos de riesgo operativo, la identificación del impacto de los procesos y las fallas humanas en su perfil de RO, y el refinamiento de los criterios relativos a la integración de los riesgos.