En este momento atraviesa el sistema financiero en el mundo, pero especialmente en Colombia, por una importante coyuntura que genera la necesidad de hacer un alto en el camino para analizar los grandes retos que actualmente se le presentan, y de los cuales depende su desarrollo y desempeño, así como el mayor o menor impulso que pueda imprimir en el progreso sostenido del país, siempre bajo el supuesto de lograr una real inclusión social.
En primer lugar, llama la atención el gran deseo de todos los sectores, ya sean públicos o privados, pero en especial del mismo sistema financiero y de la banca en particular, de lograr la bancarización, especialmente de los sectores menos favorecidos. Son significativos los resultados que se han obtenido, muchos de ellos generados a raíz del programa de la Banca de las Oportunidades, con lo cual se ha demostrado que es necesario permitir la libre competencia, antes que intervenir la actividad financiera, restringiendo la libertad de empresa.
Para lograr el crecimiento sostenido de la economía colombiana en el largo plazo resulta importante impulsar una alianza entre todos los actores económicos participantes, para buscar una mayor bancarización y profundización de los servicios financieros.
Ahora bien, el costo de los créditos es un elemento que tiene una relativa incidencia en el proceso de bancarización y profundización financiera, y que puede verse afectado por el desempeño de la justicia. La agilidad o demora en el trámite de los procesos de recuperación de los dineros prestados y de la ejecución de las garantías afecta dicho costo. Como una de las principales debilidades del estado actual del poder judicial en Colombia es su congestión, un reto que plantea la reforma a la justicia particularmente lo constituye la dificultad y demora de los procesos y la imposibilidad de ejecutar las garantías de los acreedores, para evitar que finalmente termine incrementando el costo de los créditos. Por ello es necesario contar con recursos suficientes para poner en marcha las leyes ya aprobadas, como la de descongestión judicial, y en general para la implementación de la oralidad en el sistema.
En materia de tecnologías que permitan lograr la bancarización, también se requiere eliminar barreras, así como lograr una alianza entre el sector de las TICs, el comercio, el gobierno y el sector financiero para dinamizar los sectores industrial y comercial. Con esto se permitirá masificar la prestación de los servicios financieros. La alianza entre telecomunicaciones y la banca es una realidad a nivel mundial que el país no puede desconocer ni pasar por alto.
Otro desafío que es importante tomar en cuenta, pero ya en el plano internacional, es el del proyecto liderado por el sector privado en cabeza de las bolsas de valores y de los depósitos centralizados de valores, que busca la integración de las bolsas de Perú, Chile y Colombia. Con esta integración se consolidará un mercado de 564 emisores, superando al de Brasil y México, quienes cuentan con 386 y 406 emisores, respectivamente.
Finalmente, es también el momento de enfrentar la importante relación entre sector financiero y medio ambiente, en la medida en la que los proyectos financiados deben contar con viabilidad ambiental y porque algunos de los proyectos que buscan su protección, requieren de soporte financiero en aspectos crediticios y de apalancamiento.