El World Economic Forum ubica el desarrollo financiero de Colombia en el lamentable puesto 46 entre 55 países. Dentro de las variables que nos llevaron a ese lugar se destacan la falta de profundización e innovación financiera, como consecuencia de los bajos volúmenes de negociación y la falta de desarrollo de algunos mercados; la iliquidez de los mercados distintos a los de deuda pública; la segmentación del mercado monetario; el poco desarrollo del mercado de deuda privada; las complejidades del marco normativo y tributario; las deficiencias en las metodologías de valoración; y la ausencia de sistemas de información eficientes.
A pesar de esta larga lista, en Colombia se ha buscado mejorar la institucionalidad del mercado de valores a través del fortalecimiento de entidades como la Cámara de Riesgo Central de Contraparte, la Cámara de Compensación de Divisas, y el Autorregulador del Mercado de Valores, entre otras. A su vez, la regulación ha propendido por fortalecer los regímenes de protección para los inversionistas y el consumidor, incentivar el uso de esquemas voluntarios de regulación y permitir la negociación de valores extranjeros.
La integración de las bolsas de valores de Colombia, Chile y Perú augura mejorías en la competitividad de los mercados. La iniciativa, liderada por el sector privado y acompañada por el Gobierno Nacional, indudablemente traerá muchos beneficios en los tres mercados, al integrar los sistemas de negociación; concentrar un mayor número de emisores, inversionistas e intermediarios; optimizar la infraestructura tecnológica; y adecuar los mecanismos, procedimientos y reglas de los mercados bursátiles
Si bien estos esfuerzos han mejorado la competitividad del mercado de valores en Colombia, es necesario continuar trabajando para que la regulación y el desarrollo del mercado se den de manera complementaria, de suerte que aquellas barreras que hasta la fecha han impedido su profundización y la mayor competitividad, tanto en el marco externo como en el interno, desaparezcan.