En Colombia la inflación tradicionalmente ha sido alta y estable. Solo en los últimos años se ha logrado bajarla a los estándares mundiales. Una economía con alta inflación es estructuralmente muy distinta de otra con baja. Una inflación persistentemente baja, estable y predecible contribuye a generar un entorno favorable para un crecimiento alto y un desempleo bajo.
La evolución de la inflación ha seguido, naturalmente, las tendencias de los agregados monetarios, pero también, de manera quizás menos evidente, las tendencias de la inflación mundial.
La reducción de la inflación en la última década ha sido el producto de un mejor marco institucional para la política monetaria, unos mejores principios para la conducción de esta política, y un entorno internacional favorable. También hubo eventos económicos traumáticos, como la recesión de 1999, que dejaron sus lecciones en materia de política monetaria. A nuestro juicio, la independencia del Banco de la República, la conducción de la política monetaria bajo el criterio de la inflación objetivo y la tasa de cambio flexible son los pilares sobre los cuales hoy se sostiene una baja inflación.
La reducción de la inflación colombiana es un logro notable de la política monetaria, que favorece el regreso de la economía a la producción potencial y del desempleo a una tasa natural, no inflacionaria, más baja. Nuestra economía se encuentra ad portas de disfrutar los beneficios de una inflación baja, estable y predecible, que genera un entorno favorable para la profundización financiera, el crecimiento, la generación de empleo y el bienestar de la población.