En la coyuntura actual surge un dilema de política monetaria. Las fuentes de demanda lucen más débiles que lo previsto. Para fortalecerlas e incentivar el crecimiento se requiere, en consecuencia, una postura más estimulante. Sin embargo, el efecto combinado del fenómeno del niño sobre los precios de los alimentos y de la recuperación mundial sobre los regulados, constituirá un choque adverso de oferta. Éste generará presiones inflacionarias durante el primer semestre, que amenazarán desviar las expectativas respecto de las metas de variación de los precios. Para mantenerlas ancladas puede resultar necesario preservar la postura actual e inclusive endurecerla. Además, con un ablandamiento adicional se corre el riesgo de incentivar la inversión financiera e inflar los precios de los activos. En consecuencia, para minimizar los riesgos de desestabilizar las expectativas inflacionarias y los mercados financieros, pero al mismo tiempo para no retardar la reactivación, Asobancaria aboga por una prolongación de la postura actual el máximo tiempo posible.
Paradójicamente, una reducción adicional de las tasas de interés, en lugar de estimular el consumo, puede deprimirlo, por los efectos que su estructura tiene sobre las tasas de usura. Por la forma como se define la tasa de usura en Colombia −1,5 veces el interés bancario corriente−, es imposible para la banca asumir créditos riesgosos cuando las tasas de interés están demasiado bajas. En tales circunstancias, bajar artificialmente las tasas aumenta la demanda de crédito, pero reduce la oferta. Así, el equilibrio del mercado se restablece con un menor suministro de recursos. Los créditos que son más riesgosos y más costosos de administrar deben tener unas tasas de interés más altas. En caso contrario, no serán voluntariamente provistos. Las definiciones de tasa de usura que se aplica en Colombia son particularmente restrictivas. Por tanto, no es posible esperar una recuperación del crecimiento de la cartera, o un mayor acceso al crédito en segmentos de la población usualmente excluidos. Las tasas de interés en cada segmento del mercado deben corresponder a sus condiciones particulares de riesgo y de costos. Una tasa de usura más alta permitiría un acceso más amplio al mercado formal, aumentaría la oferta y reduciría el costo para los segmentos de mayor riesgo.