En 2009 tuvimos la segunda recesión en 10 años, aunque fue menos severa en esta oportunidad. La tendencia de crecimiento de largo plazo sigue sin impresionar, mientras que los ciclos parecen haberse magnificado. Esta realidad merece una reflexión. Colombia no tiene una estrategia exitosa de crecimiento acelerado y sostenido, que genere bienestar para todos.
No obstante, no tuvimos una crisis financiera. En contraste con lo ocurrido en las economías avanzadas, en Colombia la buena salud de los intermediarios mitigó la crisis. Los resultados del sistema financiero fueron buenos. Sus utilidades aumentaron con base en una reducción de costos y en una valorización de la inversión financiera. A pesar de que se proyecta un mejor desempeño para 2010, será más difícil para la banca repetir los buenos resultados por dos razones. Primero, se arrancará con una baja dinámica de la cartera. Y segundo, es improbable que se repitan las valorizaciones de activos que se dieron en 2009.
Resulta preocupante para el vigor de la recuperación el estancamiento incipiente del crédito. Su desaceleración se debe tanto a factores de oferta -mayor prudencia a la hora de otorgar créditos- como de demanda -alto endeudamiento de los hogares, desempleo creciente y planes de inversión de las empresas pospuestos. Si bien la postura monetaria estimulante ayuda a contrarrestar los de demanda, la tendencia decreciente de la tasa de usura no colabora para relajar los de oferta.
Para 2010 Asobancaria ve una recuperación modesta del crecimiento (2%) y un ligero repunte de la inflación, que la llevará a la meta puntual de largo plazo (3%). En consecuencia, espera un incremento de unos 50 pb en la tasa de interés mínima de expansión del Banco de la República.