Las utilidades de la banca colombiana en términos absolutos parecen una suma muy grande, pero son una cifra razonable en términos relativos. En primer lugar, la rentabilidad de los bancos en Colombia, ligeramente superior al promedio latinoamericano, no es extraordinaria en el contexto internacional. En segundo lugar, las empresas del sector bancario tampoco son las más rentables en la bolsa colombiana. Las superan las mineras, las de actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler y las de construcción. En tercer lugar, la rentabilidad de los bancos colombianos no es desproporcionada cuando se compara con la magnitud de los activos y los capitales comprometidos. Al interior del sistema financiero, la ROE de los bancos (18,3%) es una tasa cercana al promedio de las demás entidades. En términos generales, los bancos tienden a tener una rentabilidad sobre patrimonio alta y sobre activos baja. Esto se explica porque fondean sus activos con captaciones del público y no con su capital.
En las economías de mercado, los sectores con mayores tasas de retorno se vuelven más atractivos para la inversión y crecen, mientras que los que dan pérdidas la desincentivan y se estancan. Por eso, es deseable que el sector financiero sea rentable y se expanda. En estas condiciones, se logra una asignación eficiente del ahorro, que genera crecimiento, desarrollo económico y bienestar para la población.
La buena rentabilidad del sector financiero colombiano en una coyuntura económica adversa, facilita su expansión, en contraste con lo ocurrido en las economías avanzadas. En ellas se contrajo, paralizó el crédito y las desestabilizó. En Colombia, por el contrario, el canal del crédito continuó funcionando y transmitiendo eficientemente las decisiones de la política monetaria a los hogares y las firmas.